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Herví agua en la pava eléctrica. Un poco es para el té y otro poco es el truco para acelerar la sesión de aromaterapia nocturna. "Mira, encontré dónde estaban las esencias... ¿Prefieres la de naranja y pimienta, la de flores blancas o la de verbena?". En ese momento contesté que me daba igual, pero ahora, que ya no somos compañeros, no. Quedaban tres cerillas en la cajita húmeda, dos se rompieron. ¿Aparecerás junto al aroma a naranja y pimienta que elegiste? Última oportunidad. Del Reto de escritura: 5 líneas  de Enero, propuesto por Adella Brac.
No es un enfermo de la Navidad sino todo lo contrario, como un Grinch . La temperatura supera los 30 grados en Buenos Aires, pero los árboles del shopping están nevados. Justo lo que necesitaba, una avalancha de nieve que lo cubra y anestesie el dolor que disimula hace meses. Como cuando era chico y corría, sin manejar muy bien su cuerpo, hasta que el borde de alguna mesa lo frenaba y aparecía ella con un manojo de hielos envuelto en un trapo, lista para sanar a su pequeñín especial . Del  Reto de escritura: 5 líneas de Dicembre, propuesto por  Adella Brac
Te observo mientras armas ese plato que busca deleitarme. Te gusta cocinar tanto como a mí descubrir cómo afectan los astros nuestra rutina. La prolijidad en tus cortes digna de un ascendente virginiano está tan presente como la elegancia en cada cena alumbrada, desde más allá , por tu luna en Libra. Ahora me detengo en tu mirada concentrada, en tus ojos grandes y brillosos que hablan, aunque estés en silencio, que me dejan ver lo especial de mi chef sin gorro … De Leo tenías que ser. Del  Reto de escritura: 5 líneas de Noviembre, propuesto por  Adella Brac

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     El salón quedaba en Del Bañado y Corrales; creo que esa calle ya no existe como tal y su magia, tampoco. Amaba ese lugar, el paredón de enfrente y esa esquina enorme como pocas esquinas, con un techo inalcanzable y paredes celestes llenas de estrellas, llenas de fotos que contaban historias, algunas estelares y otras estrelladas, pero eso hoy no importa.      Pareciera que mientras escribo suena de fondo " Sur... paredón y después..." como un cántico ancestral. ¿Quién me manda a zambullirme en este mar de recuerdos en sepia con gusto a tangos que no canté? En fin, me salgo de ahí, era para darle contexto al relato. No, no sonaba ningún tango, a lo sumo algún hit noventoso, el ruido de los platos o el murmullo de los grandes conversando mientras comían y los chicos jugábamos. La cosa es que, en medio de su propio festejo, se hincharon las bolas y se fueron, sin más preámbulo ni “chau”. Guau. En esa época no existían la tristeza ni los problemas para mí, usaba vincha y